Editorial POLEMOS
VERTEX - Revista Argentina de Psiquiatría
  Volumen XI— Nº39
Marzo/Abril/Mayo 2000


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  • SUMARIO:
    • Dossier: “AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA"

      • "¿Estamos frente a una nueva forma de violencia?",
        P. Bonaldi.
      • "Adolescencia y violencia. Algunas reflexiones desde la Salud Pública",
        M. Vásquez.
      • "El llamado caso de "La Matanza de Lonco Luán". Una perspectiva antropológica (Pcia. de Neuquén, Argentina),
        B. Kalinsky.
      • "Estrategia para el manejo de pacientes agresivos",
        G. F. Carlsson.
      • "La conducta violenta",
        R. E. Risso.
      • "Tratamiento farmacológico de la agresión impulsiva",
        G. S. Jufe.





    • Introducción

      Coordinadores Gabriela Silvia Jufe, Martín Nemirovsky y Dalia Szulik

      El presente Dossier intenta abordar fenómenos por demás complejos, con los cuales nos encontramos cotidianamente: la agresividad y la violencia. Polisémicos, difíciles –por ende– de definir, esas manifestaciones propias a la conducta humana parecen tener una mayor expresión en la sociedad contemporánea desmintiendo los anuncios de optimistas de su extinción lanzados por la modernidad. Por el contrario, la agresividad en la competencia entre los hombres se ha incrementado, y hasta fomentado, desde cierto ideal del éxito social, y la violencia se ha ido agudizando merced a la profundización de los procesos de exclusión basados en las crecientes desigualdades sociales y el empobrecimiento de amplios segmentos de la población. Nuestro país ha sufrido, y sufre, en toda su intensidad ese fenómeno. También en el resto del mundo se observa una proliferación de estas condiciones sociales y un incremento de la violencia. Tratar de entenderla, explicarla, nos obliga a un abordaje multidisciplinario que incluya en el análisis múltiples factores: de clase, étnico-culturales, de género, económicos, políticos, nacionales y transnacionales.

      En el campo específico de la psiquiatría los fenómenos de violencia y de agresividad han sido tema de debate permanente. La llamada abusiva a la intervención del psiquiatra en su explicación y tratamiento es una expresión de la forma en que la locura ha servido como excusa para ocultar niveles de causalidad más pertinentes. Que se presenten ligados al sufrimiento mental con cierta frecuencia no quiere decir que el psiquiatra deba dar cuenta de toda situación de violencia o agresión. Se trata de fenómenos complejos, multicausales y las simplificaciones que apuntan a introducir todo descontrol de la conducta con expresión violenta por el embudo de la locura, y al psiquiatra y al psicólogo como sus cuidadores y custodios, oculta otras vías de abordaje del problema e inocenta y descompromete de su solución a otros actores y poderes sociales que las engendran.

      Los artículos que se presentan a continuación analizan el tema que nos ocupa desde diversas perspectivas. No lo agotan, sin duda, pero pretenden en la intención de nuestra Redacción abrir la mirada hacia distintos horizontes abonando así una reflexión que problematice saludablemente a quienes estén dispuestos a acompañarnos.

      Mariana Vázquez propone algunas claves para abordar el problema de la violencia desde el punto de vista de la salud pública en relación a los/as adolescentes.

      Resulta interesante la relación que plantea entre violencia y adolescencia, considerando el contexto particular que afecta a los/as jóvenes a partir de las últimas décadas. Por un lado, cabe destacar la importancia demográfica que adquiere ese sector de la población a partir de los ’80, lo que marca su prioridad a la hora de evaluar su situación y problemas específicos manifestados en diversas áreas: escolaridad, empleo, drogadicción, delincuencia. Por otro lado, la vida de los jóvenes en nuestro país, y en Latinoamérica en general, ha experimentado cambios y transformaciones muy profundos definidos por el particular contexto económico, social, y político que estamos atravesando. Primero fueron objeto del proceso de incorporación a las formas modernas de organización social; luego, cuando la recesión frenó o desarticuló la modernización, pasaron a ser un grupo de edad particularmente afectado por la exclusión.

      La crisis de los últimos veinte años agudizó la tendencia a frenar o revertir los procesos de movilidad social ascendente y afectó a los jóvenes en las dimensiones consideradas básicas para su integración en la sociedad. Junto con la incorporación diferida al mercado de trabajo, se deteriora el proceso de incorporación al sistema de educación formal y la constitución de parejas o de familias, lo cual dificulta enormemente el proceso de maduración personal y social de dichos jóvenes.

      La perspectiva antropológica de un conocido caso de violencia grupal es el motivo del artículo de Beatriz Kalinsky. En él se pueden observar los complejos problemas e interrogantes que plantea una indagación que articula factores culturales, clínicos, jurídicos, históricos y étnicos.

      Pablo Bonaldi intenta avanzar en el análisis de la violencia como expresión de un período histórico determinado y propio de cierto tipo de relaciones sociales que estructuran el tejido social. En este sentido, caracteriza la forma de violencia presente en la Argentina de los ’90 como distinta a la de décadas anteriores. La propuesta de Bonaldi resulta interesante para pensar la violencia en función de la psiquiatría, tanto en relación al tratamiento de las llamadas "nuevas patologías" –personalidades narcicistas, drogadicción, violencia familiar, etc.– como a cuestiones de la práctica profesional particularmente cargadas de opciones éticas e implicancias sociales.

      Los artículos siguientes incursionan en el terreno propio de nuestra especialidad. Gustavo Federico Carlsson presenta, apoyando sus indicaciones en una vasta experiencia clínica, una guía de cómo actuar en situaciones de urgencia psiquiátrica en las que predominan las conductas agresivas con las que nos encontramos confrontados en nuestra práctica cotidiana. Ricardo Ernesto Risso, luego de recorrer las teorías sobre la agresividad y la violencia, fija criterios para que el psiquiatra que debe resolver problemáticas clínicas en las cuales aparecen manifestaciones agresivas oriente su trabajo cumpliendo con las normas legales impuestas social y jurídicamente. Por último Gabriela Silvia Jufe explora las teorías neurobiológicas de la agresividad impulsiva a nivel de la neurotransmisión y, a partir de esos postulados, fundamenta un uso racional de ciertos recursos farmacológicos útiles para ayudar a un sujeto a controlar sus impulsos y modularlos en forma tal de poder cuidarse a sí mismo e interactuar en el marco social.